Medea
Cuando Jasón y los argonautas llegaron
a la Cólquida y reclamaron el vellocino de oro, el rey Eetes les
prometió que se lo entregaría sólo si eran capaces de realizar algunos trabajos.
En primer lugar Jasón tenía que juntar dos bueyes que desprendían llamaradas de
fuego por la boca y cultivar un campo con ellos. Una vez cultivado, debería
sembrar en los canales los dientes de dragón que Eetes le dio. Jasón aceptó las
condiciones, aunque sabía que salir a
salvo de la prueba le parecía imposible.
Cuando los argonautas llegaron a Creta después de esperar a que Circe
purificara a Medea por el asesinato de Apsirto y de atravesar el estrecho de
Escila y Caribdis y sobrepasar los dominios de las sirenas, les fue imposible
tomar tierra, ya que la isla estaba custodiada por Talos, el gigante de bronce.
Talos tenía una única vena que le llegaba desde el cuello al tobillo y que
estaba rematada por un clavo que evitaba que se le saliese la sangre. Medea
hizo beber al gigante una poción
prometiéndole que le haría inmortal, pero que en realidad era un potente
somnífero. Después le sacó el clavo y dejó que se desangrara, pudiendo así
arribar a Creta.
Jasón y Medea se vieron obligados
a dejar Yolco partiendo hacia Corinto,
llamados por los habitantes de esta ciudad sobre la que Medea pretendía tener
derechos al trono. Allí Jasón pactó con el rey Creonte abandonar a Medea, a la que el rey pretendía expulsar de Corinto,
para unirse a su hija la princesa Glauca. Para hacer el máximo daño a Jasón,
Medea mató a los dos hijos que
habían tenido en común.
También se dice que Jasón había
dejado a Medea por Creúsa, que
parece ser la propia Glauca, a la que Medea regaló un vestido que al ponérselo
se le pegaría al cuerpo y la mataría.
Medea llegó a la ciudad de Atenas, cuyo rey, Egeo, no sólo le ofreció hospitalidad sino que se casó con ella con
la esperanza de que sus hechicerías le permitieran concebir un hijo pese a lo
avanzado de su edad. La hechicera cumplió sus expectativas, teniendo de él un
hijo al que llamaron Medo
No hay comentarios:
Publicar un comentario